Al comenzar la Guerra Civil la gente empezó a guardar las monedas de plata cuyo valor intrínseco por ser de este metal era mayor que el que indicaban. No sólo la gente las guardaba, el propio gobierno las iba retirando para evitar que salieran del país y utilizar la plata para financiar la guerra. Para paliar la falta de monedas, el Gobierno de la Segunda República Española emitió estos certificados provisionales de moneda fraccionaria que no son exactamente billetes porque no están respaldados por ninguna entidad bancaria y carecen, por ejemplo, de marca de agua.
Certificado provisional de moneda divisionaria del Ministerio de Hacienda de la República Española por valor de una peseta, 1937. Anverso: Victoria de Samotracia; reverso: fuente de Cibeles (Madrid). Colección del Museo de Logrosán por donación de Francisco Canas.
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